Verano de ajuste y poder: Milei acelera su ofensiva con reformas que golpean al pueblo y favorecen a los poderosos

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Entre diciembre y febrero, el oficialismo busca aprobar el Presupuesto 2026 y avanzar con proyectos que despiertan alarma: desde la “inocencia fiscal” hasta cambios en el Código Penal y la Ley de Glaciares. La Casa Rosada acelera su plan de poder mientras crecen las tensiones con gobernadores y legisladores aliados.

El Gobierno de Javier Milei prepara un verano caliente en el Congreso. Mientras la economía sigue en caída libre y el malestar social aumenta, el Ejecutivo ya afina su hoja de ruta para las sesiones extraordinarias, donde pretende blindar su modelo económico y jurídico con una batería de proyectos polémicos.

La primera parada será en diciembre, cuando el oficialismo intentará aprobar el Presupuesto 2026, una herramienta que, según el propio Milei, servirá para “reparar los ahorros de los argentinos”. Detrás del discurso técnico se esconde un nuevo avance sobre los derechos fiscales y laborales, con una reforma que busca reducir plazos de prescripción, elevar el umbral de fraude y beneficiar, una vez más, al gran empresariado.

Pero eso no es todo. En febrero llegarán las reformas “de segunda generación”: laboral, previsional y tributaria, un combo que promete más flexibilización, menos derechos y un Estado cada vez más ausente. Mientras tanto, los gobernadores reclaman ser escuchados y denuncian que no recibieron ni un borrador de los proyectos.

A esto se suma el impulso para endurecer el Código Penal y modificar la Ley de Glaciares para habilitar más explotación minera. El mensaje es claro: tolerancia cero para los pobres y vía libre para los poderosos.

En este escenario, Patricia Bullrich ya se prepara para convertirse en la nueva jefa del bloque libertario en el Senado, y Martín Menem coordina los movimientos en Diputados con la mira puesta en marzo, cuando Milei quiere presentarse ante el Congreso mostrando “orden y resultados”.

Sin embargo, puertas adentro del Gobierno crece la tensión. La promesa de “libertad” se transforma, cada vez más, en un manual de control, represión y privilegios. Y mientras el oficialismo redacta su hoja de ruta, millones de argentinos siguen esperando algo que este plan no contempla: alivio y justicia social.

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