
La crisis climática y la calidad del aire ya no solo se miden en términos de salud respiratoria o cardiovascular: un nuevo estudio internacional demuestra que la exposición a contaminantes atmosféricos tiene un impacto directo y duradero en el cerebro humano.
🔬 El estudio
La investigación, publicada en la revista científica The Lancet Healthy Longevity, siguió durante décadas a ciudadanos británicos nacidos en 1946. El equipo evaluó la exposición de los participantes a dióxido de nitrógeno (NO₂), óxidos de nitrógeno (NOₓ) y partículas en suspensión (PM₁₀ y PM₂.₅) entre los 45 y 64 años, y posteriormente analizó su rendimiento cognitivo y neuroimágenes cuando tenían entre 69 y 71 años.
🧠 Hallazgos clave
Los resultados son contundentes:
- Una mayor exposición a contaminantes en la mediana edad se asocia con procesamiento mental más lento y deterioro cognitivo en la vejez.
- La exposición a óxidos de nitrógeno se vinculó con una reducción del volumen del hipocampo, región esencial para la memoria.
- El contacto prolongado con dióxido de nitrógeno y partículas en suspensión se relacionó con un aumento de los ventrículos cerebrales, un indicador de atrofia cerebral.
🚨 Más allá de la salud física
Los investigadores señalan que la contaminación atmosférica no solo afecta pulmones y corazón, sino que también impacta en la estructura cerebral, acelerando procesos asociados al envejecimiento y a enfermedades neurodegenerativas.
📢 Implicancias en salud pública
Según los autores, estos hallazgos refuerzan la urgencia de avanzar en políticas de reducción de emisiones. Consideran que mitigar la polución no es únicamente una cuestión ambiental, sino una estrategia clave de salud pública para proteger la función cognitiva de las próximas generaciones.