En Salta quedó al descubierto otra postal de un país en crisis: desarticularon una banda que estafaba a vecinos con falsos descuentos en las boletas de luz, agua y gas. Los delincuentes cobraban “por adelantado” antes de la supuesta emisión de la factura y aprovechaban la desesperación provocada por los tarifazos del Gobierno.
La investigación, llevada adelante por la Policía de Salta y la Fiscalía de Rosario de la Frontera, avanzó tras meses de denuncias de vecinos cansados de ser ignorados. Finalmente, detuvieron a los principales sospechosos y secuestraron celulares, computadoras y posnets usados para cobrar los adelantos.
El método era simple y cruel. Los estafadores recorrían barrios enteros y ofrecían rebajas imposibles en los servicios públicos. Así lograban engañar a jubilados, trabajadores y familias que ya no pueden pagar los consumos básicos. Una maniobra que creció sin freno ante la falta de control del Estado, cada vez más ausente frente a estas mafias.
Los allanamientos se realizaron en los barrios San Antonio, 9 de Julio, Palermo y la zona Centro. Allí se confirmó la estructura organizada del grupo y su rutina para captar víctimas sin que ninguna autoridad interviniera a tiempo.
El caso también permitió descubrir otra trama de corrupción en rutas del norte. En ese circuito, algunos uniformados montaban retenes falsos para extorsionar a tours de compras. Cuatro de los detenidos pertenecían a fuerzas federales y provinciales, lo que expone el deterioro institucional que el Gobierno prefiere no ver.
Cinco acusados quedaron a disposición de la Justicia. Un sexto integrante, apodado “Bebé”, sigue prófugo. Aun después de los operativos, la sensación es la de siempre: las bandas caen, pero los hilos sueltos y las complicidades permanecen.
