La crisis institucional en el Ciclón alcanzó un nuevo pico de tensión. El regreso inesperado de Marcelo Moretti, aún en medio de fuertes cuestionamientos, desató un temblor en la cúpula dirigencial que terminó con la renuncia de Julio Lopardo como presidente interino.
El clima político en San Lorenzo está más caliente que nunca. Marcelo Moretti, presidente electo pero ausente por licencia tras múltiples denuncias y presiones internas, volvió a aparecer en la sede del club y sacudió la ya inestable estructura dirigencial. Esta reaparición inesperada fue el detonante para que Julio Lopardo, quien ocupaba el rol presidencial como vicepresidente primero, presentara su renuncia al cargo. La decisión cayó como una bomba en un momento en que el club necesita más conducción que caos.
La renuncia de Lopardo, aunque todavía debe ser tratada formalmente por la Comisión Directiva, deja un vacío de poder en un contexto institucional frágil, plagado de internas, desconfianza y fisuras políticas. Algunos sectores de la dirigencia consideran su salida como un gesto de dignidad frente a la falta de respaldo, mientras otros la ven como una muestra de que el club sigue atrapado en disputas de poder que lo alejan de sus prioridades deportivas y sociales.
Mientras tanto, los socios y socias del club asisten con preocupación a un escenario que parece no tener fin. En lugar de fortalecerse como institución, San Lorenzo parece ir de crisis en crisis, con dirigentes más preocupados por sus posiciones que por el rumbo del club. La pregunta que muchos se hacen hoy es clara: ¿quién conduce realmente los destinos del Ciclón?
