El fútbol sudamericano vuelve a sacudirse por un fallo explosivo. Tras los incidentes violentos ocurridos en Avellaneda, la Conmebol tomó una decisión histórica: Independiente quedó descalificado de la Copa Sudamericana y la Universidad de Chile avanzó directamente a los cuartos de final.
La medida incluye sanciones ejemplares: ambos clubes fueron castigados con 14 partidos sin público, divididos en siete de local y siete de visitante, además de multas económicas que golpean de lleno las arcas de las instituciones. Como si fuera poco, deberán desplegar en sus próximos encuentros un mensaje contundente contra la violencia, el racismo y la discriminación.
Desde Chile, la dirigencia azul celebró el fallo asegurando que “se hizo justicia en lo deportivo”, aunque dejaron en claro su malestar por tener que disputar sin hinchas la mitad de los partidos internacionales que vienen.
En Avellaneda, en cambio, la bronca estalló. Independiente denunció que “perdió el fútbol y ganaron los violentos”, dejando en evidencia el clima de indignación y dolor que reina en el club tras el castigo.
La Copa Sudamericana entra en una etapa caliente y llena de polémicas. El pase de la “U” quedó manchado por el escándalo, y el continente entero sigue con atención un caso que expone la fragilidad del fútbol ante la violencia desbordada.
