Suben los bonos, baja el riesgo país y el Gobierno celebra. Pero detrás del “rebote de confianza” que agita el ministro Caputo, los argentinos siguen pagando la fiesta con más ajuste, deuda y promesas que no se comen.
Los números sonríen, pero el bolsillo llora. Los bonos soberanos argentinos volvieron a subir este lunes y el riesgo país cayó por debajo de los 600 puntos. Para el equipo económico, es señal de “estabilidad”. Para la calle, apenas un respiro en un clima donde la plata no alcanza y el crédito brilla por su ausencia.
Desde Nueva York, Caputo promete “orden” y recompra de deuda, mientras el Banco Central busca sumar dólares a cualquier precio. Los mercados aplauden y los grandes fondos huelen ganancia. Las consultoras amigas del poder ya hablan de “crecimiento sostenido” y “nuevo ciclo de confianza”.
Pero detrás del show financiero, el plan es claro: más deuda, menos consumo y una economía atada al humor de los especuladores. El Gobierno festeja el rebote de los bonos, aunque el pueblo —otra vez— no ve un solo peso del milagro.
