En un país donde hasta renovar un documento se vuelve una odisea, el Gobierno vuelve a protagonizar otro papelón. Esta vez, Patricia Bullrich lanzó una insólita “edición limitada” del DNI con su firma, una ocurrencia que expone una vez más el nivel de improvisación con el que opera la administración Milei.
Con estética de oferta y tono burlón, la ministra anunció que solo quienes tramitaron el DNI durante la última semana recibirán un ejemplar autografiado. “Cuidalo, es edición limitadísima”, ironizó, como si se tratara de un coleccionable y no de un documento oficial.
El chiste tiene una explicación poco graciosa. Hace apenas días, el Gobierno cometió otro error de principiante: decidió mover el RENAPER del Ministerio del Interior a Seguridad, despertando críticas internas y un fuerte rechazo técnico. Incluso se recordó el peligroso antecedente de la Dictadura, cuando los datos personales estaban bajo control de organismos represivos.
La decisión generó tal escándalo que el Ejecutivo tuvo que retroceder de inmediato, devolviendo el RENAPER a Interior. Así, Bullrich estuvo solo una semana al mando del organismo, tiempo suficiente para dejar su firma en miles de DNI… y para que el Gobierno sumara otro capítulo al catálogo del desorden.
Mientras tanto, en la interna oficialista vuelan los reproches: Santilli asumió y a las pocas horas le quitaron funciones; Migraciones cambia de ministerio como si nada; y el organigrama oficial se redibuja día por medio.
En este clima de improvisación constante, Bullrich se prepara para dejar su cargo y asumir como senadora. Pero antes deja una huella inesperada: una tanda de DNI que quedará como recuerdo involuntario de un Gobierno que todavía no logra encontrar el rumbo.
