En un hecho que conmocionó al mundo, el grupo terrorista Hamas liberó a los últimos 20 rehenes israelíes que mantenía cautivos desde hacía más de dos años en la Franja de Gaza. La noticia desató una ola de emoción y lágrimas en Israel, donde miles de personas salieron a las calles para celebrar el final de un calvario que parecía no tener fin.
La entrega se realizó bajo estrictas medidas de seguridad y con la participación de organismos humanitarios. Los rehenes fueron trasladados desde puntos estratégicos de Gaza hacia territorio israelí, donde equipos médicos los recibieron para evaluar su estado físico y psicológico.
Entre los liberados hay militares, civiles y jóvenes que fueron secuestrados durante los primeros ataques de 2023. Las imágenes de los reencuentros con sus familias recorrieron el mundo: abrazos interminables, llantos y gritos de alegría que pusieron fin a 738 días de incertidumbre y miedo.
Pero la emoción se mezcló con el dolor. Veintiséis rehenes murieron durante su cautiverio, y sus cuerpos serán repatriados en las próximas horas para recibir honores de Estado. Israel se prepara para despedirlos con ceremonias solemnes y homenajes nacionales. “Que vuelvan los vivos es un milagro; que honremos a los muertos, una obligación”, afirmó un funcionario israelí al anunciar el operativo.
Mientras tanto, el presidente Donald Trump llegó a Israel para encabezar una reunión de emergencia con las autoridades locales y sellar el nuevo acuerdo que podría poner fin a décadas de violencia. “Hoy comienza una nueva etapa para Medio Oriente”, declaró, asegurando que la región “no volverá a vivir bajo el miedo del terrorismo”.
El pacto incluye la liberación de prisioneros palestinos, la reconstrucción de Gaza bajo supervisión internacional y la exclusión total de Hamas de cualquier futura administración política.
Con los rehenes de regreso, Israel inicia un proceso de recuperación nacional. Los sobrevivientes serán atendidos en centros médicos especializados, mientras el Gobierno prepara un plan de asistencia integral para su reinserción.
El conflicto, que dejó miles de muertos y heridas profundas en ambos lados, entra ahora en una fase decisiva. El mundo observa con esperanza —y cautela— el posible comienzo de un nuevo capítulo de paz en una región marcada por décadas de odio, violencia y dolor.
